domingo, 17 de abril de 2011

PONY SALVAJE 1


Eran las cinco de la tarde. Habíamos quedado para tomar un café y tener el primer contacto. Predispuesta a no dejarme llevar por mis impulsos, convencida de que no era el prototipo de hombre que llegaría a hacerlo. Encaminándome hacia su coche, respondí con una sonrisa pícara, a su imagen reflejada en el retrovisor. Se notaba que me estudiaba, y yo le correspondí con unos movimientos de caderas marcando el paso con mis tacones. Un saludo agradable, sin prisas y sin nervios,….como dos amigos, aunque fuéramos unos extraños. Ninguno de los dos esperaba nada, de ese primer encuentro. Cómodos, y a gusto. Me llevó al lugar donde le iba indicando. Una cafetería en un lugar tranquilo, soleado y de vistas impresionantes. Un café y una cerveza dieron pie a una extensa charla, en la cual hubo risas, halagos y consejos que hicieron la velada muy entretenida. De pronto se hizo el silencio, yo apoyándome en la mesa, no deje que se alargara। Le pregunte, en que estás pensando??। En nada……me dijo। Ya, claro, en nada…… Curve un poco mas mi espalda, apoyándome ligeramente sobre los brazos. Y ahora?? En qué piensas? En que no estas buena, …….estas buenísima. Vaya, eso se lo dirás a todas. Y así yo no caigo. Le mire de reojo y me quede observando como examinaba mi perfil, centrándose en mi trasero que empujaba la silla hacia atrás. Mi malicia iba apareciendo………॥cuando empezamos a sacar el tema físico. Aun no era la hora de regresar a casa, pero con una mirada decidimos irnos al coche. La tarde se hacía cómplice de nuestro encuentro, el sol que hasta entonces había brillado se entumeció dando lugar a una ligera lluvia que hacía más propicio la estancia en el coche. Fuimos acercándonos pues el deseo de sentir sus labios mojados sobre los míos, hacían estremecer todo mi cuerpo. Tiernos y en movimientos suaves empezaron a causar efecto. Sus fuertes y cálidas manos cogieron calibrando mis senos, cuyos pezones endurecidos le invitaban a pellizcar y retorcerme. Tirando de ellos, no muy fuerte pero tan poco flojo. Jugando con ellos y las bocas entrelazadas deslice mi mano hasta su miembro mientras mi lengua jugaba y le incitaba a lanzarme desgarradoras dentelladas. Mientras, me sentía más caliente y húmeda, un incesante palpitar de mi vulva, hacía que deseara su polla en mi boca. ¿La quieres? Es toda tuya. Me dijo. Y con una sonrisa maliciosa me dispuse a degustar ese manjar. Uf, que deliciosa estaba. No paraba de lamerla y saborearla. Con mi lengua empecé a deslizarme por toda ella, recorriéndola entera, calculando proporciones que paulatinamente iban engordando. Sus venas hinchadas pareciera que iban a estallar en mi boca. Toda ella era una dulce tentación. No podía sacarla de mi boca, de jugar con ella. Era apetitosa y yo….quería más y más. Rasgándola levemente con mis dientes, comiéndola entera. El momento y lugar era morboso. La gente paseando bajo la lluvia, mientras los dos ardíamos en el infierno del deseo. Sus manos jugando con mi sexo, su miembro en mi boca, mi esencia fluyendo fuera de mí. Y sus palabras, que me empujaban a desearlo dentro de mí. Pocas posturas son realizables en la parte delantera de un coche, así que no me lo pensé dos veces. Quedaríamos una segunda y terminar lo que habíamos empezado era mi objetivo primordial. Aparte, de volver a saborearle una vez más.